
Esta es la decimocuarta conversación del proyecto 100+ Conversaciones para Inspirar Nuestra Nueva Dirección (#OKFN100).
Desde 2023, nos estamos reuniendo con más de 100 personas para discutir el futuro del conocimiento abierto, moldeado por un conjunto diverso de visiones de artistas, activistas, académicos, archivistas, pensadores, legisladores, científicos de datos, educadores y líderes comunitarios de todo el mundo.
El equipo de Open Knowledge Foundation quiere identificar y debatir temas sensibles a nuestro movimiento y usar este esfuerzo para moldear constantemente nuestras acciones y estrategias comerciales para entregar de la mejor manera posible lo que la comunidad espera de nosotrxs y de nuestra red, una organización pionera que ha estado definiendo los estándares del movimiento abierto durante dos décadas.
Otro objetivo es incluir las perspectivas de personas de diversos orígenes, especialmente aquellas de comunidades marginadas, de identidades disidentes y cuya ubicación geográfica está fuera de las principales potencias financieras del mundo.
¿Cómo la apertura puede acelerar y fortalecer las luchas contra los complejos desafíos de nuestro tiempo? Esta es la pregunta clave detrás de conversaciones como la que puedes leer a continuación.
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Esta semana hemos tenido la oportunidad de hablar con el ingeniero en sistemas de información Patricio Del Boca, experto en tecnologías abiertas y Líder Tecnológico de la Open Knowledge Foundation desde 2024.
Del Boca es activista por los derechos humanos desde los 15 años, cuando se involucró en la lucha por los desaparecidos políticos durante la última dictadura militar argentina, y ha estado involucrado con las comunidades de software libre y datos abiertos desde sus orígenes. Es experto en proyectos de tecnología cívica y miembro del equipo técnico de CKAN. También es cofundador de Open Data Córdoba, con la que sigue colaborando. Trabajando desde 2021 para OKFN, recientemente Del Boca ha estado promoviendo nuestra visión tecnológica en eventos y plataformas globales como la cumbre global de la Open Government Partnership (OGP), la reunión de miembros de la Digital Public Goods Alliance (DPGA) y EmpoderaLIVE.
Una de sus contribuciones recientes más importantes al posicionamiento de Open Knowledge ha sido desarrollar una iniciativa que llamamos The Tech We Want (La tecnología que queremos). En pocas palabras, queremos iniciar una conversación colectiva sobre nuevas formas prácticas de construir software que sea útil, sencillo, duradero y centrado en resolver los problemas reales de la gente.
Como parte de esta iniciativa, en octubre de 2024 celebramos el The Tech We Want Online Summit, que reunió las voces de los principales líderes del movimiento de tecnología abierta y demostraciones de todo el mundo que ya están poniendo en práctica estos principios. En enero, una nueva iteración del proyecto fue la Retrospectiva sobre el papel de la tecnología en el año superelectoral 2024. Y más recientemente, en marzo, organizamos el Frictionless Summit, con demostraciones y debates con la comunidad Frictionless sobre el futuro del proyecto bajo esta nueva visión.
En esta conversación con Lucas Pretti, Director de Comunicaciones y Advocacy de OKFN, Del Boca reflexiona sobre la actual visión tecnológica de OKFN y el camino que queda por recorrer.
Esperamos que disfrutes de la lectura y te inspires.
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Lucas Pretti: Empecemos por lo básico. Cual es el problema del software que se desarrolla hoy desde las Big Tech?
Patricio Del Boca: Es importante diferenciar dos cosas a la hora de responder a esta pregunta. Una son los productos que las Big Tech venden, otra son las herramientas que desarrollan y que influencian el desarrollo de software a nivel mundial. Voy a tratar de esta segunda cosa.
Desde la popularización de Internet y las tecnologías digitales, empresas como Google empezaron a afrontar problemas muy específicos: el acceso de billones de personas a sus páginas web. Por ejemplo, Google tenía un motor de búsqueda que quería indexar todo Internet. Facebook y Twitter tienen que lidiar con millones de posteos diarios, YouTube y Netflix tienen que almacenar y transferir terabytes de información de vídeo, y así sucesivamente. Para resolver estos problemas de escala, estas empresas empezaron a desarrollar herramientas y frameworks que terminaron siendo de código abierto.
La era del Big Data requirió que estas grandes compañías desarrollaran tecnologías y formas de trabajo para dar respuesta a la demanda de consumo (y de crecimiento) de sus plataformas. Algunos ejemplos: microservicios, infraestructura como código, motores de indexación, APIs o Kubernetes. Lamentablemente, este boom de tecnologías que resolvían problemáticas particulares de este 5% de las empresas tecnológicas tuvo dos consecuencias muy negativas: alejó el desarrollo de la arquitectura básica de la Web (servidores comunicándose por HTTP e intercambiando HTML) e hipnotizó a la comunidad tecnológica que empezó a adoptar dichas herramientas para todos sus desarrollos aún cuando no tienen billones de usuarios ni enfrentan desafíos similares.
El mundo del software se embebió de estas tecnologías, pero sin tener la necesidad de resolver los mismos problemas. El software normal cotidiano que alguien tiene en la ferretería del barrio, en el supermercado de mi ciudad o en la municipalidad de mi ciudad no tiene esos problemas. Entonces si la gran mayoría del software del mundo no necesita de la escala de Facebook, Google o Twitter, entonces: ¿porqué necesitarían de las mismas herramientas, tecnologías y formas de trabajo?
Así estamos ahora, con muy pocas iniciativas o empresas que realmente necesiten o tengan big data pero que usaron estas herramientas porque era moderno, novedoso y marketinero. Porque no querían perderse la “ola de innovación”. Me repito: las empresas Silicon Valley y la municipalidad de mi pueblo no tienen las mismas necesidades ni el mismo financiamiento entonces, ¿por qué deberían usar las mismas herramientas?.
Todo este contexto ha llevado a la situación actual y al punto que quiero defender: hay una sobre ingeniería en el mundo de las tecnologías digitales. El 95% de las empresas no tienen los mismos problemas que tiene Facebook, Twitter, Google o Amazon, usar las mismas soluciones y las mismas herramientas es totalmente insostenible. No necesito un coche 4×4 para ir a hacer compras. Un todoterreno fue diseñado para sacar un tractor de 3 toneladas del barro. Si sólo lo voy a usar para cargar las bolsas del supermercado, estoy pagando de más y pagando por algo que cuesta mucho más caro para producir, consume mucho más y cuyo potencial no se usa: la definición perfecta de consumo insostenible.
Lucas Pretti: Es curioso que hayas utilizado la analogía del todoterreno, porque hace unos meses he leído la noticia de que la ciudad de París ha convocado un referéndum para preguntar a la ciudadanía si se debería multiplicar el coste del aparcamiento para todoterrenos en el centro de la ciudad. Y la gente ha dicho que sí, que se multipliquen los impuestos para quien use este tipo de coche donde no se debería usar. Así que pregunto: ¿cómo deberíamos tratar la sobre ingeniería del software de hoy en día? ¿Con regulación? ¿Con impuestos?
Patricio Del Boca: Creo que hay varias herramientas, son muchos frentes, no hay una sola bala de plata para resolver esto. La regulación es claramente una vía y el Estado tiene un rol que no está cumpliendo. Hay que dedicarse a regular prácticas comerciales como la preventa (que no es más que un lobby) y el vendor lock-in (como la tecnología es propietaria, el comprador se queda atado al desarrollador). Una posible solución es que los Estados utilicen software libre, no solamente por una cuestión tecnológica, sino de soberanía y de seguridad.
Pero también hay un cambio cultural y tecnológico que hay que darse sobre todo desde la comunidad tecnológica, donde empieza a haber voces hoy en día hablando de estas temáticas.
Yo siempre pongo dos referentes. Uno es este nuevo proyecto surgido hace poco: HTMX, que es una pequeña librería para el desarrollo de web para extender la funcionalidades de HTML. No hace falta todo un framework complejo para construir la mayoría de las páginas web, volvamos a lo básico: HTML y un backend es suficiente. El otro referente es Ruby on Rails, un framework sencillo donde un desarrollador solo se puede encargar del back y del frontend. Ruby on Rails tiene en su diseño esta idea del “desarrollador renacentista” que sea capaz de construir un producto en su totalidad. Por suerte, de a poco estamos creando (nuevamente) ecosistemas de herramientas que permita a una sola persona ser eficiente y crear soluciones sostenibles.
La “innovación tecnológica” y la tecnología sobredimensionada fue impuesta de arriba hacia abajo porque no empezó con “tengo un desarrollador, ¿que puedo hacer con él?”, empezó en Silicon Valley con “tengo millones de dólares, ¿qué tengo ganas de hacer?”. Así es como gran parte de las herramientas se tornaron muy caras y sirven para resolver los problemas del 1%.
Otro frente que podemos atacar es el hardware. El hardware evolucionó mucho en estos últimos 20 años. Un Raspberry Pi solo hoy tiene el mismo poder computacional de muchos servidores de hace dos décadas. Ya no es necesaria “la nube” para escalar y tener crecimiento, hoy en día los servidores que se pueden instalar localmente tienen potencia de sobra para la mayoría de las aplicaciones que necesitamos.
Entonces, para resumir: la sobre ingeniería se puede resolver desde varios frentes: regulación estatal para que no le vendan humo al Estado, revisión de las capacidades del hardware moderno como opción a la nube y cambio cultural en la comunidad tecnológica para generar herramientas más sostenibles.
Lucas Pretti: Me ha sorprendido un poco que en la primera pregunta, sobre el problema del software mainstream, no hayas caído en la dicotomía abierto vs. cerrado. Me gustaría profundizar en este tema. Incluso cuando hablamos con organizaciones multilaterales con claro interés público como la ONU o el G20, por citar algunos ejemplos, no es obvio que sus soluciones tecnológicas deban ser abiertas y libres. Hay preocupación y resistencia, incluso por parte de personas que, en teoría, están en ese lado de la fuerza. ¿A qué se debe? ¿Por qué el open source debería ser el patrón? ¿Cuáles son las ventajas de un punto de vista técnico? ¿Cómo interponerse a las cuestiones de seguridad, privacidad, efectividad, etc que parecen ser lo que crea resistencia?
Patricio Del Boca: Sí, hay muchas resistencias infundadas pero también hay una realidad histórica que favoreció el desarrollo de soluciones privadas por sobre soluciones abiertas. Hoy en día es cierto que hay soluciones privadas que son mejores que las abiertas, porque han tenido mejor inercia, llegaron primero al mercado, tuvieron más inversiones y por ende funcionan mejor. Para algunas problemáticas hay solamente soluciones privadas que funcionan y hay que aceptarlo. Creo que este contexto es la fuente inicial de la resistencia al open source: todavía está en el inconsciente colectivo que el software libre es menos lindo, más difícil y menos intuitivo que el software privado.
Más allá de esta “fama”, más hacia cuestiones técnicas, creo que la reticencia también se monta sobre la noción de “seguridad por secreto”. O sea, de que un software es más seguro porque nadie lo conoce – lo cual es necesariamente cierto. Algo secreto no significa que sea más seguro, te diría que todo lo contrario. Hace poco se produjo un caso de pirateo de una tecnología de encriptación abierta utilizada para transacciones bancarias. Había un fallo, este fallo afectó a mucha gente, pero se detectó, resolvió y modificó en muy poco tiempo, precisamente porque es abierta. Es falsa la idea de que el software abierto es inseguro porque todo el mundo conoce el código fuente porque mientras hay dos ojos tratando de saquear, hay 20 otros ojos en la comunidad abierta de desarrollo tratando de hacerlo más seguro.
Además, por supuesto, el software privado es la fuente de lo que hablábamos antes, la cuestión del poder y el control. Deja al comprador atado al vendedor y a su cadena de suministro. Se contratan auditorías para certificar que el software privado es seguro, se contratan equipos especializados formados por tal empresa, etc. Al final, siempre será una cuestión de confianza, porque si no se abre el código, nunca se sabrá si es realmente seguro. Tendrás que confiar en alguien que dice que es seguro.
En todo caso, creo que en los últimos cinco años se ha cambiado un poco el ecosistema. La infraestructura digital del mundo hoy en día está montada sobre Linux. Los servidores de la mayoría de los servidores web son libres, lo mismo pasa con Android, etc. O sea, se ha demostrado que el software libre es mucho más robusto de lo que se le suele atribuir.
Lucas Pretti: Se viene usando mucho el concepto software público hoy en día, o código público. De allí luego se desarrolla la noción de infraestructura pública digital (DPI por su acrónimo en inglés), que se incluyó en la agenda global en la última reunión del G20 en la India, y que se ha convertido en el centro de atención de muchas organizaciones, empezando por la nuestra, Open Knowledge Foundation. Tal concepto no lleva por diseño el adjetivo “abierto”. ¿Crees que toda DPI debería ser abierta? ¿Por qué?
Patricio Del Boca: Sí, debería. Primero porque es pública. Si la infraestructura digital es pública, todxs deberían tener el derecho a verla, entenderla, actualizarla, usarla y a revisarla. Al igual que en una plaza pública: yo tengo el derecho a entrar y disfrutarla.
Luego por una razón de transparencia. No solamente es transparente lo que el software hace sino que además es más transparente el proceso de licitación. Si el software lo tienes abierto, sacas del medio el interés que busca hacerte esclavo de una solución cerrada o que te vende “exclusividad”. Si la herramienta que se licita es abierta, entonces gana el que mejor sabe usarla y el más barato. Punto.
También por el tema de la innovación. Con software abierto, hay todo un ecosistema que tiene acceso y que puede innovar: universidades, comunidades independientes, organizaciones sociales y también el sector privado. Hay que romper con esta dicotomía de que la innovación solamente se da por el sector privado. Si lo único que nos lleva a innovar es el dinero, tenemos un problema como sociedad.
Otra razón son los costos. El software abierto permite la reutilización, lo que hace los costos más baratos. Hay que dejar de reinventar la rueda una y otra vez, y compartir soluciones, mejorarlas, etc.
Lo que nos lleva a otra razón relacionada, la sostenibilidad. Por detrás del software privado, hay cientos de desarrolladores en decenas de empresas distintas desarrollando lo mismo. Se desperdician recursos, se ata el comprador (en este caso el Estado) a una empresa y al fin y al cabo no es eficiente en términos de recursos humanos y también naturales. Software abierto se reutiliza y por tanto es más sostenible a largo plazo.
Y, por último, claro, están las comunidades. Las infraestructuras abiertas generan un ecosistema de comunidad con beneficios enormes, como ya comentamos un poco anteriormente. Está más que claro que el software libre tiene 25,000 beneficios más que el software privado en el Estado.
Lucas Pretti: Elecciones es un tema que te apasiona. Tus experiencias más prácticas son de ámbito local con Open Data Córdoba, cómo el sistema alternativo de recuento de votos y otras iniciativas electorales. ¿Cual es tu visión para escalar este tipo de soluciones abiertas, comunitarias, de abajo para arriba? O, mejor aún, ¿se deben escalar? ¿Cómo?
Patricio Del Boca: Sí sí, yo creo que deben escalar. Pero escalar en el sentido de reutilizar las soluciones, no hacer crecer la adopción de una misma tecnología centralizada. Una de las grandes ventajas que hay en el trabajo con elecciones es que, a pesar de las particularidades de cada país, son todas más o menos iguales. Al final y al cabo, es votar por alguien, contar los votos, registrar a las personas que votan y publicar los resultados. Así que hay mucha escalabilidad.
El concepto de infraestructura digital pública es perfecto en ese sentido, pues se enfoca en construir pequeñas soluciones interoperables que se pueden reutilizar y agrupar para resolver problemáticas locales particulares. En lugar de que cada municipio o país desarrolle sus propias herramientas, es mucho más eficaz compartir una misma infraestructura modular e interoperable, y hacer evolucionar el software y los protocolos con las distintas experiencias y aprendizajes de cada lugar. Este es el objetivo de nuestro proyecto.
Estoy convencido de que las comunidades y específicamente la Red Open Knowledge son los motores ideales para hacerlo. La experiencia que tuvimos el año pasado de celebrar mesas redondas en distintos continentes y contextos, sin quererlo y sin planificarlo, nos mostró que todos los países tienen soluciones parecidas para problemas similares. En Italia, un pueblito del sur de Sicilia tiene el mismo problema que mi provincia en Córdoba, Argentina. O sea, nos comuniquemos y colaboremos para escalar, como he dicho, en el sentido de reutilizar las tecnologías abiertas que existen y las que crearemos en conjunto. Escalar es colaborar.
Lucas Pretti: Desde el año pasado, con el desarrollo del Open Data Editor (ODE), intentamos poner todo esto en práctica y, en cierto modo, predicar con el ejemplo, demostrando que otro enfoque para la tecnología es posible. ¿Cómo están aplicando tú y nuestro equipo tecnológico los principios The Tech We Want a la creación de esta aplicación?
Patricio Del Boca: El Open Data Editor se creó con la intención de poner a disposición de personas sin conocimientos de codificación o lenguajes de programación todas las capacidades del proyecto Frictionless Data (que consiste en una colección bastante técnica de normas y especificaciones para trabajar con datos abiertos). Hay mucha gente ahí fuera, activistas, funcionarios y pequeñas organizaciones sociales, que no necesitan programas complejos para limpiar los datos de sus hojas de cálculo y corregir errores. Por eso, el primer trabajo fue simplificar al máximo la arquitectura de ODE y hacer que fuera sencillo de usar, que funcionara sin conexión, que ejecutara las operaciones localmente con privacidad y no en la nube, y ofrecer formación en datos de manera accesible a través de un curso gratuito en línea.
Este año nos centramos en impulsar la comunidad en torno a la aplicación y aumentar exponencialmente su adopción entre los grupos que consideramos clave: activistas, organizaciones sociales y gobiernos. Ya estamos trabajando estrechamente con cinco organizaciones piloto de una primera cohorte y pronto lanzaremos una convocatoria para la segunda. Los casos de uso del Open Data Editor que están surgiendo son impresionantes. Echa un vistazo al trabajo que está realizando el Observatoire des armaments sobre la industria bélica en Francia y comprenderás el impacto que puede generar una herramienta sencilla y accesible como ODE, y la diferencia que supone para un equipo pequeño pero fuerte y comprometido.
Lucas Pretti: A ver, hagamos un resumen. ¿Cuáles son las tecnologías que queremos y cuáles las qué necesitamos?
Patricio Del Boca: Queremos tecnologías que sean accesibles. Con accesibles me refiero más que nada a que sean abiertas y baratas, cuya innovación y desarrollo no estén atados a las grandes corporaciones. Y, lo que es más, que sean sostenibles. Es decir, la tecnología que construyamos hoy no requiera re-escribirse nuevamente en 2 años ni requiera equipos enteros para mantenerla.
Lucas Pretti: ¿Y para quién estamos construyendo esas tecnologías?
Patricio Del Boca: Necesitamos tecnologías concretas para personas que la están necesitando, basadas en necesidades reales, no en problemas sobredimensionados. Nada más.